Museo de Bellas Artes de Sevilla

El Museo de Bellas Artes de Sevilla fue fundado como «Museo de pinturas» en 1835, a raíz de la desamortización del gobierno liberal de Mendizábal. Con las obras recogidas de conventos y monasterios se comenzó a formar su colección, que hoy en día está consolidada como parte imprescindible del patrimonio de Sevilla.

Con la entrada del siglo XX, los fondos del museo experimentan un gran crecimiento tanto en cantidad como en variedad. Al igual que en el resto de Europa y Norteamérica, los eruditos sevillanos comienzan a interesarse por el coleccionismo enciclopédico. De este modo, y gracias a sus donaciones, el Museo de Bellas Artes de Sevilla se expande y se desarrolla incorporando a su repertorio artístico pinturas y esculturas de diversa temática, así como armas blancas o de fuego, cerámicas antiguas, valiosos tejidos, etc. Estas cesiones provocaron una nueva concepción de la museografía, abigarrada y cercana al aspecto de una casa-museo, donde cada donante tenía una sala dedicada. De esta etapa destacan las donaciones realizadas por Rafael González Abreu (1928), José Gestoso (1931) y, posteriormente, por Andrés Perladé (1945).

Con la década de los setenta se fue extendiendo por toda España una nueva corriente para el disfrute de los museos que fue aceptada por el Museo de Bellas Artes de Sevilla para adaptarse a los nuevos tiempos. Esta nueva museografía propugnaba la reducción de los contenidos y una presentación más limpia de la colección permanente. La mera cantidad deja de importar y es el sentido de cada pieza dentro de la muestra lo que adquiere un mayor interés.

Durante los últimos quince años se han añadido un total de 57 obras nuevas, entre pinturas y esculturas, así como algún ejemplar de cerámica y mobiliario, y una única pieza de orfebrería. Algunas de las concesiones más destacadas son las pinturas de Javier de Winthuysen, Eugenio Hermoso o Diego López, así como los retratos de Miguel Ángel del Pino, López Cabrera, González Santos o Jiménez Alpériz. Estas incorporaciones han contribuido a aumentar el número de obras realizadas por pintores locales durante las primeras décadas del siglo XX, una trascendental etapa de la escuela sevillana.

Desde que el Museo de Bellas Artes de Sevilla se instala en esta sede se han realizado tres grandes intervenciones para cumplir con las exigencias de la moderna museografía. La primera, entre 1868 y 1898, supuso la restauración de las arquerías y muros del primer piso y su alicatado con azulejos procedentes de conventos desamortizados. La segunda, entre 1942 y 1945, implicó la apertura del patio de las Conchas y el traslado de la imponente fachada principal de la portada barroca a la calle Bailén. La tercera, desde 1985 a 1993, implicó una rehabilitación profunda del edificio para adecuarse a los nuevos tiempos y las crecientes necesidades del museo.

Tarifas

Precio 1,5 €
Gratuita:  para ciudadanos de la Unión Europea acreditados y miembros del ICOM.