Laca de Granza o Alizarina, historia del color

Esqueletos de color rojo de más de 2000 años, las ruinas de Pompeya y la tumba de Tutankamón. Ejemplos que demuestran la antigüedad y la diversidad del uso de laca granza y de la planta de la que originariamente se elaboraba el color:

De esqueletos rojos a pintura artística de alta calidad

Desde la edad antigua se extrae un colorante rojo de las raíces de la rubia roja (rubia tinctorum). Una planta autóctona y originaria del este de Asia y de la zona Mediterránea:

Sus colorantes son muy aptos para teñir textil y piel. De hecho, los restos más antiguos que se conocen del uso de laca granza son los siguientes:

• Primero, algodón teñido proveniente de la India (aprox. 1760 antes de Cristo)
• Después un cinto que se encontró en la tumba de Tutankamón (1350 antes de Cristo)
• También se encontraron restos de telas en Pompeya.

Además, a la planta también se le asignaban otras cualidades. Se decía que su uso interno podía curar la ictericia, afecciones intestinales y huesos rotos.

Su uso externo era bueno para torceduras, heridas, llagas y picaduras de serpiente. La rubia roja también se tomaba para otros fines que los medicinales, concretamente para ahuyentar a los malos espíritus. Sabemos que el colorante se utilizaba para estos fines por los esqueletos encontrados en el mar Muerto. Estos, datan de hace más de dos mil años y destacan por color rojo de sus huesos, proveniente de la rubia roja.

Laca granza en el arte pictórico

Hasta principios del siglo XIX, el colorante rojo se usaba para teñir textil y piel y para fabricar tinta roja. Al principio, este colorante no era apto para las pinturas espesas. A pesar de su color, no se disolvía en los aglutinantes más comunes como el aceite, la goma arábiga o el huevo.

Sin embargo, en 1804, el químico inglés George Field descubrió que era posible elaborar pigmentos a partir del colorante. Para ello, por medio de una reacción química, el colorante se fijaba en una sustancia incolora que no se disolvía en los aglutinantes mencionados. A tal pigmento se le llama “pigmento lacado”.

De ahí proviene el nombre Laca granza: El colorante de la raíz de la rubia roja transformado en pigmento lacado. Al no disolverse, el color laca granza era también apto para las pinturas espesas.

Laca granza y Alizarina

El siglo XIX fue una era de gran prosperidad para la ciencia química. Entre otras cosas, se desarrollaron y perfeccionaron los métodos para descomponer sustancias. Fue así como en 1826, el químico francés Pierre-Jean Robiquet descubrió qué elementos de la raíz de la rubia roja aportaban el color rojo. A esa sustancia la nombró Alizarina. Posteriores análisis demostraron los elementos que formaban la Alizarina y en 1868 los químicos alemanes Graebe y Lieberman consiguieron elaborar el colorante pero de forma sintética a partir de brea de hulla.

A partir de ese momento, el uso de la laca granza natural disminuyó rápidamente. De hecho, en pintura, sólo se usa la variante sintética y el pigmento lacado para pintura. Los nombres Laca granza y Alizarina se usan indiferentemente para indicar el mismo color. A la palabra Alizarina se le añade a menudo la palabra ‘crimson’ (probablemente procedente de la palabra ‘rojo’ en árabe).

Laca granza y resistencia a la luz

La resistencia a la luz de los colorantes que se usan en pinturas y tintas deja mucho que desear. Por influencia de la luz, en poco tiempo, van mostrando signos de desvanecimiento. La resistencia a la luz de los pigmentos lacados es mucho mejor. Aunque incomparable a la de los pigmentos más sólidos, utilizados en algunas gamas.

Es el caso de la marca Rembrandt en la que casi todos los lacas granza se elaboran a partir de pigmentos muy sólidos que, en cuanto a matiz y transparencia, apenas se diferencian de los lacas granza tradicionales. Eso sí, hay dos excepciones en los seis lacas granza de la gama Acuarela Rembrandt. La Laca granza oscuro y Alizarina crimson, están elaborados a partir del pigmento lacado tradicional.